si queres buscar, buscá!

23 nov 2009

Dónde me paro

El otro día discutíamos con unos amigos acerca de la actualidad política (y con este término incluíamos lo económico, lo social, lo cultural, la salud, la educación, y todo lo demás que hace al ser humano en este preciso momento en este punto del globo llamado Argentina). Somos un grupúsculo que nos juntamos a comer (ya fideos con manteca, ya asados –cada vez menos frecuentes estos-, ya pizzas, o hasta galletitas con mates) y a charlar de la vida. Si funcionásemos como una comisión directiva y tuviésemos que llevar el orden del día con los temas a tratar, con tener 2 o 3 modelos prefabricados por nosotros mismos sería suficiente, porque salvo raras excepciones los temas encarados rondan por los mismos lugares. Y, adelantándome a lo que sus cerebros van a comenzar a pensar, les digo que no, no nos aburrimos. Todo lo contrario: cada vez se ponen más interesantes las charlas. Quizás por esa misma condición de charlas y no de debate. Porque si bien no hablamos –tanto- porque el aire es gratis y tratamos de fundamentar todo lo que decimos, tampoco caemos en debates que son importantes en ciertos ámbitos pero que en otros quedan muy por encima de las necesidades de los integrantes del grupo. Además, claro, y esto no es un detalle menor, coincidimos a grandes rasgos con las posturas que tenemos. Salvo últimamente, que estamos teniendo encontronazos opinionales y se comienzan a apreciar las primeras chicanas (las no relacionadas al ámbito deportivo o musical, al menos). Como dato extra, un beneficio gratuito que viene con el combo, vale decir que todos nos consideramos (ojo el término, dije “nos consideramos” y no “somos”, algo de respeto por la historia tenemos) de izquierdas, como dirían en España. Con variantes, obviamente; con algo de militancia en lugares diferentes (la mayoría conjugamos en pasado la militancia); pero más o menos tirando todos para el mismo lado. No interesa lo que se estaba postulando en la reunión. Lo que me llamó la atención fue que comencé a notar que cada vez estamos teniendo más encontronazos peligrosos con chicanas filosas, superadas por esa cosa maravillosa que es la sordera testicular –esto es: escuchar bien pero hacerse el boludo- y porque nos conocemos hace mucho y somos muy amigos, que sino… Pero la cosa es que unos no conciben que otros tengamos bien vistas algunas iniciativas del kirchnerismo (como a mí, que me cayeron muy bien muchas de las medidas de este gobierno en sus dos gestiones, aunque eso no tapa que otras las vi para el ojete), y a otros no nos cierra que no puedan ver los avances que se dieron en estos 6 años, y queden cada vez más cercanos a buscarle la quinta pata al gato en una especie de oposicionismo a ultranza al estilo CC, Pro, y el resto de los no-porque-no o de los  no-porque-me-pagan. Y doy fe que en este caso, el de mis amigos, no es porque estén en contra de una visión progresista de lo que hay que hacer. Pero creo que la balanza con la que todos pesamos las cosas para poder compararlas, en el caso de ellos suma más lo criticable que lo rescatable. Y de ello que no puedan aceptar que algunas cosas que se hicieron significan un gran avance, y que las críticas que les hacen (no las críticas en general, pero sí a las que ellos se suman) terminan haciéndole el juego a lo que en teoría tratamos de sacar del escenario. Entonces, lo que me preocupa es una especie de macartismo incipiente del estilo “ahora que ustedes son K…”. Y esta preocupación es por dos motivos principalmente. Uno es la falta de entendimiento de que uno puede ver bien partes de un todo, y que trabaje o se ilusione con que se siga ese camino, sin que esto signifique defender aquello con lo que no coincidís (que es con lo que siempre intentan correrte el eje de la discusión: “ah, entonces estas de acuerdo con el manejo del INDEC, o con que se haya vetado la Ley de Glaciares, o con …”). La otra, es que recurran a decirte chico K como adjetivo (des)calificativo, porque para eso están presuponiendo 2 cosas: a- que soy un militante kirchnerista, un soldado de la causa; b- que ser kirchnerista es algo malo. Y no considero ciertas ninguna de las dos presunciones. Y para que quede claro: sí apoyé muchas medidas de este gobierno, sí voy a seguir apoyando y defendiendo aquellas que me parezca que van por el rumbo indicado según mi conjunto de apreciaciones sobre lo que hay que hacer; no creo que el kirchnerismo sea el nuevo movimiento de liberación y salvación de los humildes que parecen querernos hacer creer que son, no creo que todo lo que queda es Kirchner o el caos, ni que no haya nada a la izquierda de Néstor y Cristina. Pero mientras haya tantos ataques desde la derecha –la más recalcitrante y la más moderada, la más retrógrada y la más modernizada, la más frívola y la más intelectualoide- no me quedan dudas acerca de dónde pararme. Y, en este momento, en esta porción del planeta, es sin lugar a dudas más cerca del kirchnerismo. Me parece la única mejor manera de defender los logros y que se puedan profundizar.

2 comentarios:

Soledad Ezcurra dijo...

bien encarado el tema. suele ser una cuestion complicada la que tocas, me pasa seguido el estar en ese lugar, siendo etiquetada y refutada con argumentos que, al margen de no cumplir con su mision refutatoria ("ley de medios? Cristina es una altanera, bla bla, INDEC bla"), intentan trazar una linea lo mas rigida posible mientras el "refutante" te empuja a tomar posicion. tal vez el punto es ese, la necesidad generalizada de que exista una toma de posicion como arbitrariedad insoslayable. y si, entiendo el que no puedas entender como puede ser que exista una resistencia ante quien esta de acuerdo con ciertas medidas pero no necesariamente es un soldadito de marcha ciega. escribi mucho para alguien que recien se levanta de la siesta mas impune y extensa que tome en mi vida.

JorDaCi dijo...

Primero: envidio a la gente que tiene la habilidad de tomar siestas sin que esto interfiera con su ración diaria de sueño. Si llego a dormir una siesta, a la noche no me duerme nadie (bah, depende, pero me cuesta mucho más). Tal vez sea porque hago una asociación libre más o menos así: siesta=dormir=mímomo 150 minutos (2hs y media).
Segundo: me encantó lo de los falsos refutadores que se quedan a mitad de camino
tercero: igualmente creo que es importante la toma de posición, siempre y cuando no sea esta acción de tomar una postura algo que trque en fundamentalismo que no te deje ver que hay cosas que se pueden y deben mejorar, cosas que se hace mal etc; o que no te permita, si lo vez, decirlo. Porque estaríamos cayendo en una autocensura grave.
Cuarto: un poco desordenado, con la cama sin hacer, y los textos de epistemología al lado de la misma en una mesita
quinto: gracias por pasar, Sole, saludos