si queres buscar, buscá!

2 nov 2009

La falta de yerba y sus consecuencias en las personas

Colectivo de la línea 273, sexto asiento de la hilera individual. Son las 9 am y voy, mochila a cuestas, rumbo a una clase de Antropología Social y Cultural que nunca me terminó de convencer. Para colmo salí mal en el primer parcial y no logro entender bien por qué. Ergo, el ánimo no es el mejor.

Resta unos gramos de alegría y buena predisposición el hecho de haberme olvidado los auriculares en casa por culpa del apuro, y sin auriculares en la calle me siento medio como que desnudo, o a la deriva si se quiere. Ojo, no es que ande con los auriculares solos ahí colgando como trompa de elefante atrofiada, generalmente los uso para escuchar música, radio, o hacerme el que no escucho a las personas con las que no quiero conversar.

Creo que iba pensando en algo acerca de lo que tengo que comprar en el super a la tarde, aprovechando que es día de descuentos con la tarjeta de débito. Ya saben cómo son esas tandas de pensamientos: ves a alguien con una bolsa en la calle a través de la ventana del bondi, pensás qué contendrá, te imaginas leche, fideos, tomates, paquetes de yerba; y terminás por recordar que desayunaste medio mate porque la yerba había pasado a mejor vida. Automáticamente listás todo lo que te falta o se está por acabar: desde desodorante, jabón y lavandina, hasta esas especie de hamburguesas de pescado que estaban baratas la semana pasada y están buenas para hacerlas al horno con ensalada ahora que están calurosos los días y no da para comer pesado porque después no te dan ganas de ir a la facu a menos que lleves el equipo de mates pero no tenés yerba así que vas a tener que ir al super y todo vuelve a empezar.

Suelo enroscarme en esa especie de continuidad de pensamientos moebius. Cuando esto pasa, lo más usual es que el resto de mis sentidos queden en stand by y me pase por 3 paradas de la que tenía que bajar, o que me estén pidiendo el boleto y yo sin enterarme hasta que me samarrean el hombro. Incluso he llegado a tal grado de abstracción de mi ser, que pude verme como desde afuera y notar la cara de opa que llevaba puesta.

Pero se ve que no era tal el nivel de cuelgue en esta ocasión porque, reconozco que con un poco de delay, podía escuchar lo que se decía en el cole, que iba a un poco más de la mitad de su capacidad normal (no confundir con su capacidad inhumana, que es la que acostumbran practicar los choferes de colectivos, subiendo más gente de lo que la física básica indica como posible).

A unos centímetros de mi humanidad había un grupito de criaturas del demonio, también denominadas escolares o estudiantes secundarios (en otra época, que ahora parece que va a volver, porque toda moda vuelve, por eso del retro chic). Tenían toda la pinta de haberse rateado (aclaración necesaria: no sé si en todos lados se le dirá de la misma manera que en mi corrientes porá a la acción de evadirse de la escuela para ir a pasar las horas a un lugar mejor que, según los gustos de los ejecutantes de dicha evasión, pueden ser un pool, un parque, la casa de alguno  que esté sin ocupantes ocasionales o un prostíbulo, entre otras opciones de mayor  menor calaña. Mis viejos, rosarinos ellos, le decían hacerse la chupina, pero me da cosa el término, me da medio flogger circa 1969). Y después de unos 20 segundos, si es que mi cronógrafo cerebral funciona adecuadamente todavía, pude entender de lo que hablaban: ¡de nada! O por lo menos de nada que pueda entender.

No se si será una incipiente sordera que padezco y de la que aún no me enteré, falta de conocimiento del lenguaje, mala predisposición o qué. Pero más allá de un “arreh”, “electro”, y otro par de términos dichos entre dientes y a regañadientes, no cacé una. Para colmo el reflejo en la ventana me devolvía la imagen de las canas que están empezando a adornar mis sienes en composé con las ojeras que cargaba. A eso súmenle que el fin de semana pasado me había tenido que bancar una verdugueada de unos amigos porque estaba –yo- protestando para que nos vayamos de ese bar al que habíamos ido –que vamos seguido- porque no se podía charlar tranquilo y me aturdía la música (que, encima, no me gustaba). Me acusaban de que me estaba convirtiendo en uno de esos viejos vinagres de los que hablaba Luca. Pero yo sé que no es tal cosa. Que mis 27 años no son la gran cosa pero tampoco tan poco. Aunque me traten de Señor muchachas de esas que decís “por dios, que buena estas” pero después te enteras que tienen 15 años y te da un cargo de conciencia terrible. Aunque no me muera si no salgo algún que otro fin de semana.

Un poco por esto, y también por lo que recordaba el otro día sobre los campamentos de la secundaria, o porque estamos preparando la reunión celebratoria de los 10 años de egresados, me puse a pensar que sí, hay un dejo de nostalgia por los 17 años, pero de ninguna manera hay ansias de revivirlos. Ya pasaron, con mayor o menor suerte. Y los 27 que estoy transitando tienen su carga de sorpresas y seguridades que no los cambiaría. Sigo descubriendo cosas, conociendo gente copada, haciendo lo que me gusta, tratando de hacer lo menos posible lo que no, sorprendiéndome con gente que hace cosas que no esperaba (para bien o para mal) y, encima de todo, no tengo que soportar a esa profe de química que se las había agarrado conmigo.

¡¿Qué más se puede pedir?! En realidad muchas cosas… Pero mientras sigan existiendo esas cosas por pedir, es señal de que no estamos malgastando minutos, que estamos haciendo nuestras vidas, y que el mundo sigue su curso.

Ven, esos son los riesgos de desayunar con medio mate porque te quedaste sin yerba.

PEZ – Hoy (2006) – Descarga vía Mediafire

Pez_Hoy_tapa

Este es el disco que me hizo descubrir a PEZ. Aunque ya los había escuchado en vivo como teloneros de Los Cadillacs en Corrientes (cuando Minimal era el guitarrista de los Fabulosos), nunca les había dado mucha bola. Y se me había borrado ese registro de la cabeza. Llegué a este disco después de escuchar mucho uno de Flopa Manza Minimal. Como me gustaba mucho ese disco, me puse a buscar otras cosas hechas por los integrantes de ese efímero trío. Y este disco fue con el primero que di y el que más me gustó. Ahora ya tengo toda la discografía, un DVD que sacaron hace poco, y muchas ganas de ver a la banda en vivo pero nunca me coincidieron las fechas hasta ahora.

Este disco forma parte de la veta más tranqui de los PEZ. Mucha canción acústica, con buenos arreglos instrumentales y vocales, y lindas letras. Decir que son buenos músicos es una perogrullada, pero no puedo evitarla.

Se destacan, a gusto de este escucha de discos, “Los lados B” (video), “Al espacio” (video), y “Hoy” (video).

Como banda ecléctica y dinámica que son, este disco es una de las tantas formas que toman a la hora de expresarse. Todos los cambios de integrantes y de formación habrán influido en esta característica. Pero siempre se los nota con ganas de hacer cosas nuevas, no repetirse, no encasillarse, y que la mejor palabra para describirlas sería AGRADABLES.

LISTA DE TEMAS

  1- Toda la mañana (letra: Ariel Minimal / música: Fósforo García)
  2-
Bettie al desierto (letra: Fabián Casas y Ariel Minimal / música: Ariel Minimal)
  3-
Los lados B (letra: Ariel Minimal / música: Franco Salvador)
  4-
A buscar (letra: Ariel Minimal / música: Pepo Limeres)
  5-
Difícil de conseguir (letra: Fabián Casas y Ariel Minimal / música: Ariel Minimal)
  6-
El viaje (letra y música: Ariel Minimal)
  7-
Al espacio (letra y música: Ariel Minimal)
  8-
Rompevientos (letra: Hernán / música: Ariel Minimal)
  9-
La sin nombre (letra y música: Ariel Minimal)
10-
Melodías sanadoras (letra y música: Ariel Minimal)
11-
La verdad (letra: Ariel Minimal / música: Pepo Limeres)
12-
Tiembla (letra y música: Franco Salvador)
13-
Hoy (letra: Fabián Casas y Ariel Minimal / música: Ariel Minimal)

__________________________________________________

DESCARGA

__________________________________________________

Web Oficial

Sello

CCCP (Club de Coleccionistas Compulsivos de PEZ)