Cuando el 28 de octubre de 2008 se concretó la llegada de Diego Maradona al cargo de Director Técnico de la Selección Argentina de fútbol, tuve un escalofrío. Dicha sensación venía acompañada de la sensación de que nos íbamos a quedar sin disputar el Mundial de Sudáfrica 2010.
Pero todavía había muchas chances. Él podía intentar que Messi sea el mismo en la Selección que en el Barcelona. Al ser él el centro de atención, quitaba presión en otros jugadores a los que le pesa la mirada (Agüero, Messi, Milito entre varios), y su ponderada rebeldía (más supuesta que real) podía hacer que sean convocados otros jugadores que en otros ciclos no tuvieron chances y sus características hacían falta al combinado nacional (Cavenaghi, Sand, el Chango Moreno).
Y también se suponía que iba mantener al enganche, a Riquelme, como manija del equipo, alguien que sabe cargarse la responsabilidad en las difíciles, que juega y hace jugar a los demás (y no que termina siendo un percutor sin taladro que va y va insistiendo en su individualidad). Pero Riquelme no es el jugador carismático que le gusta a la prensa, se había ganado la crítica por la crítica misma de los mas respetados afamados operadores periodistas deportivos (cada día mas parecidos a los chimenteros de Rial y Compañía, empeñados en descubrir peleas entre jugadores que en hablar de deportes).
La selección venía jugando no tan bien, con algunos resultados que hacían dudar al espectador, y todos los misiles apuntaban al “lento, frio, caprichoso, egoísta, triste, y qué sé yo cuántas cosas más” Riquelme. Hasta que el Diegote (es Maradona cuando está centrado, y Diegote cuando pierde los estribos y se le salta la cadena) salió a bardearlo por televisión. Román, un tipo de barrio que se guía más por los sentimientos que por lo que hay que hacer decidió alejarse en vez de tener que compartir espacio con un tipo así.
Para algunos fue una gran noticia, ahora sí la selección iba a ser moderna, a la europea, sin enganche (esa mala palabra, esa cosa antigua, que atrasa, ralentiza el juego, y que como nadie juega con esa figura no podemos ser los unicos boludos que seguimos con esa historieta). Ahora la selección iba a repuntar.
Pero todo quedó en la nada, perdimos 6 a 1 con Bolivia, ganamos de pura onda contra Colombia, y perdimos frente a ecuador. Estamos cuartos en la tabla a sólo dos puntos del quinto, hay serias chances de quedarse afuera del mundial, y a nadie se le cae una idea dentro de la cancha.
Entonces, desde acá hacemos fuerza porque el Diegote de paso a Maradona y vuelva a acercarse en buenos términos al mejor jugador argentino (no voy a ser tan absolutista de tildarlo de mejor del mundo) y que de sus pies nazca el fútbol que necesitamos para divertirnos ganando.
¡¡¡Te banco Román!!!
